martes, 29 de noviembre de 2011

invitación

Hoy he recibido la visita inesperada de un amigo y le he invitado a comer. Como enanos hemos disfrutado del rock endiablado. De los seguidores de Elvis. Tupés y cadillacs. Pelvis y faldas. Ahora tengo un momento para descubrir el ocre del horizonte, en acuarela el contraste con los oscurísimos edificios en juegos de sombras chinescas... Diástole del día, jazz en estado puro, gotas de rocío sobre el teclado del piano de los dioses, Chopin...
La telaraña de antenas corta los últimos vestigios añil ¡Cuán rapidez se da el anochecer! Ahora sólo veo cubismo negro. La magia se halla en los guantes blancos del declinar del día. Un tul morado nos abraza con gala en su regazo, reflejando puntos de oro como luces artificiales. Guiños en la oscuridad. Faroles encendidos, calor en los hogares y afuera frío.
Noche negra cautivadora, del crimen perfecto hora, del himen de las pitonisas hora, momento eterno de la deshora, ¡a que ahora viene el boggart!
Melodías de sirenas, elfas floridas, hadas velando mi alcoba, la ratita presumida con la escoba, búhos y ardillas, delineantes mariposas...
Fragmentos de una rosa holográfica, destellos de una pluma estilográfica...