Hoy
es noche de constelaciones sobre un tapiz de cobre, el portón de las estrellas
es media luna nervuda, sombras de primavera salobre, en donde el aire trae
azahar que el ambiente perfuma… Abro la ventana y el incienso floral se cuela
por todos los rincones, sátiros faunos, desafiando la ley de la gravedad,
demostrada por dragones, hacen saltos y cabriolas en vendaval, otros pulsan
violines azules de mar, conchas de cristal sueltan sus ecos al viento lunar, y
se diría del cielo es una red invisible de perlas alrededor de la Tierra.
Chispas
de otros mundos, suerte de otros universos, marcan los pergaminos sus sinos, y cantan
las diosas sus versos, de equinoccio ya plenos. Escamas metalizadas de seres de
luz, papel cuché destellante de cielo, perlado de luces titilantes y estrellas
fugaces, en memoria de los hados, de las hadas y los magos… Cojo un fósforo y
prendo a la par el farol e incienso de rosas, y entre otras cosas, se ilumina
el bosque camaleón en todo su esplendor, gama infinita de verdes, caballitos de
mar, diminutos seres de aire, arroyos de oro líquido y efigies de sal, y más
allá, las siluetas de las sabias sibilas perfilándose en las colinas, musicales
burbujas fucsia, abanicos de mutaciones de seres cada vez más lindos…