lunes, 9 de enero de 2012

Miniatura

Luna de cuento, círculo amarillento, huidiza entre los nimbos grises vas cayendo… Perla y secreto, brillo en la noche y lamento, advenediza hija perdida de los excesos, excelsa luna llena, bella de serlo.
Luna rasgada de espada y brujería, amada mía, siempre contemplas mi humilde buhardilla, desde lejana argenta tu orilla. Donde pacen pececillos azules y rojos, rayados bermellón, y añil a manchas, en procesión de colores toda la gama de sus escamas. Corales cárdenos y verdura de algas, puro blanco de flora submarina en el acuario, a su lado una pagoda escarlata de madera en miniatura, rodeada de mariposas y trepadores índigos, trabajo artesanal de altura, precioso marco como pintura. Mandolino se pasea por el pasillo, mi abuela gnoma en la cocina y yo escucho blues en la buhardilla, mientras mis libros cepillo. Ya vienen las sibilas por el camino, a dar gracias a lo divino. Ya los apuestos elfos marchan junto a los paladines, y de las flores se ve el progreso en los jardines. Algún duende preso y varios trols adivino. Restos de turrón y algo de vino.
Ya he recuperado Alicia a través del espejo, en papel y con grabados de tinta, qué delicia…

Enciendo incienso de almizcle, mientras las luciérnagas silenciosas de la ciudad rompen a brillar, luces de navidad, centellas en mil fragmentos de diamante ígneo sobre un suelo alabastrino.
El cárabo y el reloj de pared marcan la hora de la magia. Platean lagartijas verdinegro cerca del perro de felpa. La bóveda del farol desprende geometrías armoniosas, su llama en flor centellea preciosa. Ríen las diosas. Esferas amarillas traslúcidas burbujean de insectos purpúreos, estallando al cénit en palomas blancas de mechones cerúleos, infinitos chocando en un acelerador de partículas, nenúfares de cristal...
En el rescoldo del hogar, donde florecen las celedonias y las violetas, las mariposas limoneras son en salir las primeras, los ratones campestres, las anémonas, los lirios y los jacintos; los cipreses, las caléndulas...