martes, 13 de marzo de 2012

Hazaña

Hoy he dormido por mí y por todos mis compañeros, como decíamos de pequeños, el azul rosado del cielo contemplo mientras escucho urbanos versos, alturas tornasoladas de acuarela, aún duerme mi gnoma abuela, entre otras cosas prendo incienso de rosas, suave y manso amanecer…
Planeta de luz viva, ¡vibra!, hierve el sol del mediodía. Fotones blancos sobre un mecano gigantesco y formidable, redes de cables, bruñidas bandadas mate, colcha granate que mueve el aire, y en tu gracia de mañana luces de arte, de ropa tendida que nimba un caleidoscopio sin límites. Mañana de luz viva, ¡vibra!, que hierve el sol del mediodía.
Gorjeo matutino, lira de Orfeo, de mármol el cielo y un sol intenso, y al calor acude una víbora de Gabón, gigantescos tentáculos como de ciencia-ficción, y le da muerte un victorioso paladín con su espadón, flotan pompas púrpuras en el aire triunfante, chispas de neón rojo eléctrico entre los cables, las piedras del bosque sonríen intocables, y hacen gala del mayor galardón, peces turquesa voladores, salamanquesas tricolores, burbujas encinta de flores de lis, bayaderas admirables orladas de ingrávidas libélulas, madreselva en plena celebración. ¡Himeneo, himeneo! -gritan los seres fantásticos, al compás de arpas de cuento.