viernes, 6 de enero de 2012

Tarde

El planeta feérico pide turno, vívidas lamparillas revolotean en rosa claro y azul oscuro, esponjas doradas, ribetes de plata, flora y fauna de ilusorio mundo. Los genios, las hadas, encantos de ingenio que vierten moradas, y desde hace milenios desean ser capturadas.
Espero en puertoVenus, médula en flor, azulada hada, de trémula mariposilla ardor, construcciones blanquecinas esqueléticas, mutante vegetación, extraterrestre estación.

La tarde se torna tranquila en manos del Hacedor, trémulos pájaros hienden los cielos, y en su fulgor, rayan de diamante el mármol azul de claror. Estelas de fuego entre las antenas de hierro. Metal y cristal de espejos, aún sueño, esbelta gaviota blanca, en ti despierto.
El plasma enciendo, un culebrón, leo las postales junto al radiador. Otra escribo con algunos versos para enviar, mucha prosperidad, media el día en su esplendor, y gano nueva partida de ajedrez al ordenador. Mañana acudo al oráculo de Delfos, una orquídea de Venus me enseñó el amor, entre sabiduría y senos, proporcióname vigor.
Prendo a la par el farolillo e incienso de azahar, el tiempo, la gran incógnita, es un molinillo de viento a ritmo de armónica, es la rueda del azar que la psique a veces sabe dominar.
Juegos de la mente, todo está en los libros, anfiteatro del mundo, secreto codiciado y oculto, prohibido largamente, por poderes y filtros.
Días de promesas y quimeras, de borrase quilos de exceso, de apuntarse al gimnasio o de empezar un diario, de las navidades quitarse peso.
Náyades blancas como la leche, senos turgentes, dejadas caer sobre una alfombra de rosas y nenúfares, luces tibias en mi buhardilla, pezones, sonrisas, caricias… Uñas escarlata y gafas de secretaria, hoyuelo de bienhallada, pechos de manzana, globos perfectos, encendida mirada de sus afectos. Retozos de voluptuosas hadas gozos.
Tatuaje de la noche celeste, duendecilla preciosa, ojos de felina, tremenda boca, sonrosada carne femenina, que entre estrellas te alojas, cara de niña, como las diosas.