domingo, 22 de enero de 2012

Acuario


Píldora lumínica de la mañana henchida de flores de sol, despierto en el sillón del comedor, es domingo, siguen los pintores con la renovación, ya no les ladra Mandolino, porque sabe que su morada van a dejar mejorada. Es lo que cuentan las hadas, de luz turquesa y lila junto al bello acuario. Enciendo incienso de eucalipto mientras voy por un refresco bien fresco. Abre un maravilloso mediodía dorado mi diario. La hipnosis del enorme péndulo del reloj a la noche se ha convertido en algo ordinario. El incensario humea manso, indicando la lira perdida de las sibilas con luengos halos. Con el ordenador estropeado, los videojuegos al carajo, pero casi me entretiene más contemplar a los gráciles pececillos danzando como bellas bayaderas cárdenas entre las azulinas gemas de piedra y el verdeoro claror del musgo, vida submarina amarilla sobre celeste y magenta cartulina, besando burbujas de cristal puro escarlata entre las algas, taciturno el pez araña, buceando veloces de mil colores los demás... Negro azabache de blancas manchas, azules y rojos a rayas, naranjas tiznados de grana, violáceas las aletas y fucsia las escamas, manchas diamantinas y doradas, uno carmesí pequeñín que parece que se ríe entre níveas rocas salpicadas de esmeraldas, excelsa flora, preciosa fauna... Parece, incluso, que cantaran una melodía vaga, y lejana, son las nereidas desde las cajas, templando de las diosas el arpa, suena rock, se rebelan las sibilas, salgo al balcón de semejante orgía.