jueves, 18 de abril de 2013

A media mañana



Mañana, que bañas tus faldas en agua de Sol, y vistes de gala los edificios en todo su color, de la ciudad haces tela de araña, mañana, de los amaneceres magnífico crisol.

Los palmerales se bambolean levemente tras el colegio, trinan los pequeños en el recreo y, salvo las viejas fábricas, todos los edificios despiden fuego, polvo de oro cegador, que restalla en una paloma solitaria, igual que una estrella en pleno día. Mañana, mañana de mediodía, que eres gesto en melodía, y arrumaco de la gama y el tono, sabor del Todo.

Titila la esfera de cristal de sal en la estantería, en chispas como de extraños seres su anatomía, sueño de colores del mediodía, cuando juegan las hadas a la fiesta de las almohadas, y las criaturas mágicas no esconden sus caras, el bosque cobra vida y las crines de los corceles tan claras, que nadie negaría que es media mañana.