viernes, 31 de julio de 2015

Encuentro


Descalzo avanzo con las palmas ensangrentadas hasta tu luz de gata enmudecida y pálida, no te apercibes del sueño real, del circo imaginario que se ha creado en los límites de otra dimensión, pero en un instante una gota te salpica la médula helada y te sobrecoges como un animalillo, ya se han desvanecido el tiempo y el espacio en el juego, mágica flor, ¿no quieres verme trasformar en polvo por tus curvas angelicales, y que mi piel se arrugue como la de la serpiente en su muda, que cada pestañeo libe en mi cuerpo desnudo un nuevo estigma de sangre y neón, que el batir de mis alas te imante hacia mi pecho paso a paso, lentamente, mientras el mundo gira en círculos de gravedades incontrastables y las luces son haces refractándose a través de gemas de cuentos imposibles, hasta que tus labios sonrosados se fundan en el fuego fatuo de este inhumano ser alado? ¿Me sientes... ?




miércoles, 29 de julio de 2015

Ternuras


Quiero ser el rocío que besa tu labio,
ese pétalo que late del Sol al rayo,
la nube cuya gota alcanza tu pestaña,
y te despereza deshaciéndote la legaña,
el aroma en flor que respira tu pulmón,
y el calor que en tu piel excita sudor.


¡Oh, Dulce lluvia de verano, ternura violácea!
¿Qué puedo esperar de tan poca esperanza?
¡Ay, Rostro angelical, venido de Venus!
¿qué más puedo desear si ya sé donde paras?


Mi tinta es mi misma sangre derramada,
mis versos son todos los besos que te daría,
guardiana y princesa entre mis hadas,
sabe Dios que sin ti de ambos nadie quedaría.


Cual un niño, anhelo tus cuidados infinitos,
Tus curas, como un anciano que se deja hacer,
Tu voz, a juego con tus tiernos modos benditos,
Mi ser entero sea entregado a todo tu ser.


Mariposa de alas escarlatas y rubíes,
dulce boca, carantoña en las albas cuando ríes,
cordura de mi mente loca y desaliñada,
juego de este poeta y su mimosa hada.


Es tu sencillez lo que te hace ser una dama,
Es tu templanza un don para este que te ama,
Son tus modos benditos los de una geisha,
Y es tu existencia el Cielo en la madre Tierra.





jueves, 23 de julio de 2015

Algún día


Preso de la noche, mi alma completamente libertina goza de una anarquía total rozando lo pernicioso, pero es que soy un búho, no un hombre, por mucho que se empeñen en borrarme ese estigma grabado a golpes de fuego. Y por aquí ando, leyendo proverbios y escuchando blues relajante; dejado de la mano de Dios y empapándome de noticias del facebook. Pero yo sólo pienso en ella, en mi Musa, en mi Dulcinea, en mi Ofelia, en mi Julieta, en mi Amor... en Ruth. ¿Qué estará haciendo mi ángel ahora? ¿Se hallará cuidando desvalidos en el Parnaso? ¿Habitará en su hogar? Solamente anhelo verla y que me sonría para inyectarme vida; necesito su vida para llenarme de néctar de Dios; oír su voz para que los violines del Mundo giren en mis oídos hasta sentirme de nuevo vivo; sus gafas que me saquen del los avernos para vernos, y que mis miradas le toquen y le acaricien el Iris, los pómulos, los labios, hasta las palabras para que me expulse de la Gehena en que ahora sueño con ella.
 Aunque me cueste sangre, prometo que te he de ver, Ruth, pues toda mi sangre es la apuesta por tu alma, amor, y mi plasma no es sino la limosna por tu bello cuerpo, mi ternura infinita del corazón, diástole de mi pensar, no sé cuando ha de llegar, princesa, fecha esa que ya está cerca y será especial, querubines habrán de cantar y diosas pulsar la lira, mi bella divina, en todos los tonos que el firmamento ofrezca a los humanos, estelas púrpuras y silfos dorados, azulinas brisas en tus mejillas y rojo pasión por tus sonrisas, tu piel de miel purísima, y por cada parpadeo un surtidor de flores de mil colores, que viniese a llover sobre nuestros cuerpos henchidos de alegría y purpurina, miríadas de pájaros centelleando verdes, morados, amarillos... Y el Sol abriéndose en gajos para ambos en un amanecer jamás visto por humanos.
 Eres el mayor de mis deseos, la Diosa que me colma de felicidad, un amor sin precedentes, esa musa que es mi aliento al respirar.

martes, 14 de julio de 2015

Ruthopía (la Reina de mis protegidas)


Te amo como para leerte palabra a palabra todo tu cuerpo, sílaba a sílaba cada poro de tu piel, te necesito mirar, sin ti mi vida no tiene sentido, sólo mirándote late este corazón perdido.
Te necesito sólo mirar para vivir, Ruthopía, aunque nunca seas mía; tu recuerdo perdura ardiente y vivo igual que ese ángel que ha de hacerse presente algún día ante mí, Ruthopía, y entonces los cisnes junto con las náyades danzarán para ambos el cantar de la Gloria purísima concebida por el loco vate que escribió un sueño y se cumplió.

Ruthopía, amada mía, Rosa y divina,
Tu sonrisa, luz del día, mimosa y niña,
Ruthopía, mi camino vía, hermosa se te adivina,
Es pétalo que tu destino guía... hasta el reino de mi vida.


Caléndula que ahuyenta los protervos pensamientos,
Sé la cuna de mi confianza entre lirios azules y cuentos,
Felicísimas mimosas, traed aromas de vainilla sin tensiones,
Para que, envueltos en rosas y jazmín de las pasiones,
De lavanda un fuerte amor proporciónenos relajación.


sábado, 4 de julio de 2015

El sepelio del duende rosa


Hoy los silfos se agolpan contra mi ventana mientras el poniente hace hervir de dolor toda la ciudad. Sólo el café frío me deja pensar por un instante en las elegías de mis asuntos en la buhardilla. Debo de llevar un mes sin plumear, me noto frugal. Como un vampiro dispuesto a continuar, recién sacado del ataúd frente a la cruz plata de un monaguillo, casi sin ritmo ni estilo.

A falta de prosa, os dejo una poesía salvadora:


El sepelio del duende rosa


En el sepelio  de los duendes rosa
Hoy el desfile de botines lila es su antojo
Dormitan ya reyes y dioses bajo antiguas fosas
Que ni siquiera las lombrices miran ahora de reojo
 
De noche, el bosque de luciérnagas es pleno y hermoso
El valle del pueblo verde prefiere brindar al duende
Pues él era sabio y bueno…  Y, entre sus obras,
En vez de lloros, hizo prometer a todos un gran alborozo.
 
Una gran lluvia de estrellas derrama de adornos
El estaque, sobre el que  alegran más de mil cisnes
Y allá, en el cerro, algunos lobos con decoro…
Almas de piano hacen de aquel silbido violines
Para embrujar el hechizo de un gran gorro:
El del duende…
El duende feliz que no murió solo.