lunes, 19 de diciembre de 2011

Oboes en la noche

El incienso de oriente recorre una hilera de libros, el oro es la llama del farolillo entre los adornos, y la mirra en el Belén minimalista del comedor a la vista.
Mandolino al calor del radiador, sobre la cama, viendo la televisión. Junto a la estufa, tomo el café de la hora bruja. La noche es negra y el humo blanco, reinan las flores que yo destaco. Brillo de plata de peluches lagartos. Duendes vivientes desperezando al crepúsculo casi morado. Desde imágenes mil, me miran los peces del acuario. Hadas turquesa revoloteando, pixies traviesos entre los cactos, el molinillo de agua junto al lago, el cobertizo, medio cuadro…
Nido de sierpes blancas bajo el escritorio, tintero lleno, laúdes en el promontorio, pulsad la lira, que mi mente delira. Ay, ya salen las ninfas…
Y mi abuela, que es gnoma, hace difíciles cuentas sin calculadora. Venus en la aurora…
Alfombra mis pies un césped color mesa de billar, irradia calor la caldera de una bruja, pócimas y esencias de titán, olores de versos que empujan. Sonrosado y mofletudo el papá Noel tridimensional, caleidoscopio de neón es la gran ciudad. Algunos periféricos por arreglar. Y mi bloc de notas, que adonde voy él va… Ahora recuerdo un cuento de Guy de Maupassant, y el escribir me recuerda las cartas desde mi celda.
Una nota en negro sobre rosa, tienda de cómics, tierra de trols y ogras, embrión de la imaginación, noveno arte, vidría la llama en el farol como un estandarte.
Doble oráculo de Delfos esta semana, en viaje de delfín, debo ver a Merlín, en peregrinación cual un samana.
Pleamar de cielo, del alba lucero, constelación de acacias, musas de la gracia… Flores de bien, que han de volver. Surtidores de colores sobre mi tablero de dibujo, arte bella, me reclama una doncella… con nombre de brujo. Las escrupulosas sibilas separan mis libros y los clasifican. Los gnomos duermen, ya es tarde. Sólo el gordinflón me saluda muy amigable. Coleópteros azules vibrantes, anaranjados helicópteros naturales. Libélulas de alas violáceas sobre el estanque de nenúfares. Violines, música, granate… Oboes en la noche, sinfonías de diamante. Arpas de láser. Corazones de rosas claras. Mozart, Jarre…