viernes, 25 de noviembre de 2011

curiosidad

La curiosidad es una agradable sensación de revoloteo feérico en el estómago, una emoción de brisa en el cerebro y de avidez en los actos. Sentimiento primigenio en el órden de los Tiempos, brújula de los alientos, dirección de los vivos, nulidad para los muertos.
Hoy tengo cita para escuchar a un trovador; habrá pocas féminas, pero las que haya serán cultas. La médula todavía se contrae de frío en el albor del alba. Las farolas encendidas. Los sedimentos de la negra noche se agolpan en tropel con máscaras de sueños indescifrables. Duermen mis criaturas diurnas, vagan las almas, valgan las runas para resarcir a las endiabladas.
El pliegue de la luna, encaramada, que se desvanece al son de un aullido lejano... Azul pulido naciendo. Magenta concomitante.
El boggart me ha escondido la estufa, maldito monstruo andante, ahora que lo pienso, también ha apagado el incienso. Menos mal que el dinero me lo guardan los gnomos, más agudos que ese bobo.
Le he mandado a mi perrito que vigile la buhardilla mientras esté yo ausente, no vaya a causar el boggart algún incidente.

Las flores brotan de bien
El fiscal de Heidi está en la Luna
Caminando va ya el ciempiés
que precede a todas mis criaturas.

Sorbos de vida en Venus...
Hoy que no puedo atender a las magas,
me vienen todas en bragas
¡Por las barbas de Zeus!

regalo

El Sol luce y el cielo está claro. No obstante, hace bastante frío. Las sibilas ya no saben dónde guardar tantos libros. La biblioteca se está comiendo la buhardilla. Acabo de recibir correspondencia de Mª Paz, amiga, virtuosa del piano y poetisa, me ha regalado una antología de Juan Ramón Jiménez y poesías. Me enjugo los ojos cual infante, mientras hojeo por encima su dádiva. El océano de la Literatura es infinito como la naturaleza mutante, que se abre en fractales y no parece tener fin.
Platero y yo no sé cuántas veces me lo habré leído. Con Juan Ramón me ocurre lo mismo que con Bécquer o Poe.
La templanza del día cristaliza en corales multicolor, ante los ojos añosos de los árboles del colegio. Claridad franca de juegos y sueños. Tarde prevenida contra el Invierno. Hoy hay comensales y elfas traviesas... seres que vuelan y libros con la ropa puesta.

En la calle, como un torbellino, me he encontrado con un viejo amigo. Hemos quedado para un recital de poesía. Los frascos de mi relicario bullen de entes y criaturas. El incensario desprende su etéreo flujo en volutas... Nuevos espacios y formas, una SuperNova, una nueva tarde... una montaña rusa multicolor que desemboca en una noche precoz.