martes, 13 de diciembre de 2011

La tercera ola

En cuanto despierto, llama Mandolino tiernamente a mi puerta, le dejo pasar que se caliente junto a la caldera. Y la tarde cristaliza en noche venidera. Me preparo el café de las tierras de mis elfas, mientras cubre el cielo una estampa violeta y negra.
Escucho las liras de las diosas en serena armonía de los planetas, desde Orión a la constelación del Cisne, en equilibrio universal de la naturaleza. Tejiendo las nubes que tapan la luna las hilanderas… Un abanico de luces afuera, cada ventanita de un color: ámbar, amarillo, verde, magenta… Y en la cocina una gnoma buena, mi abuela, que prepara pócimas de rosas y se esmera.
De nuevo, la tarde es noche, el cielo de mármol azul y dorado se ha transformado en manto añil y ennegrecido de terciopelo. Cual umbrío firmamento.
Enciendo el incienso, que hoy trae aromas de canela y humo escarlata, veo ya algunas hadas, en corros volando, dibujando circunferencias y elipses imposibles, detrás van apuestos los paladines. Un druida deshace hechizos malignos y cantan a coro los delfines, acompasando el suave cántico de las sirenas, otras tantas sibilas salvaguardan mis libros del boggart, que anda suelto haciendo travesuras por la florida alfombra.
Embelesa la musiquilla de las adelfas bajo el reloj de cuco, las ninfas y las nereidas a lomos de corceles de cristal turquesa, luchan en cruentas batallas contra los brujos. La magia les acompaña, son seres de oro puro.
Cerezas rojas, manzanitas grana, uvas en racimos de plata… Y fucsia, y amarillo y verdeoro es el árbol de navidad, que irradia haces como gemas caleidoscópicas.
Me da fuego el barbudo, y me fijo en sus ojos filántropos, islas paradisíacas del pacífico, ¡qué belleza!
Tomo tinta y enciendo del farolillo la vela. Mandolino en el regazo de mi abuela. Afable escena.
Mariposas de diamante azulan el marco de mis cuadros, revoloteo a su través, de otro mundo saltan vivos ciempiés, de color rosa y lila, aérea purpurina destilan. Y el pisapapeles de alabastro junto a mis trastos. Una montaña de videojuegos para pasar el rato, y en un rincón otra hoguera hecha por trasgos. No falta calorcilla en mi buhardilla.
Me estoy releyendo La tercera ola, de Alvin Toffler, autor de El shock del futuro. Ya lo leí cuando estudiaba equivocadamente Económicas (antes de Psicología) y la verdad es que está muy bien, se hace ameno y es muy visionario.
El acuario luce su marfil blanco sobre el musgo alfombrado, un pez encarnado, dos pequeñitos amarillos, qué contraste el pigmentado de negro en sus brillos, baila la llama dentro del farolillo, cantan las ninfas en un tono tibio, vuelven las musas de sus delirios…
El boggart me ha dicho: En Delfos podrás conseguir, libros de Anais Nin. Mañana, casualmente, tengo visita al Parnaso. Y, de ahí a Delfos, hay un paso.
Hoy, especialmente, quiero dar las gracias a tod@s los que me leen, espero sigáis disfrutando y vuestros comentarios.