miércoles, 19 de agosto de 2015

6ª Carta amatoria


Gástame, desgástame antes de que me carcoman los demás seres de este mundo que me importan bien poco, me han defraudado tanto que no apuesto ni un pelo por nadie de este asqueroso mundo, pero por ti... Ni siquiera es sacrificio morir; morir no es nada, doble Luna llena azulada, sortilegio de las hadas; por ti me bato en duelo con el escorpión, me juego pellejo y corazón, y luego muero por los dos... ¡Ay! ¿Qué no haría yo por vos?

Pace en mí, campea por mi alma ajada de abisales desamores cicatrizados, salta las acacias de las que no pude complacerme, mécete en las fragancias puras  de las diosas que sí me amaron, y arremolínate en sus sueños como en los cabellos dorados de un ángel sobre blanquísimo corcel de diamante a la luz de la Luna, escucha la brisa suave que caracolea en sus crines tonos de afecto y pasión, mientras giran las estrellas del firmamento en caleidoscópicos juegos sin igual de luz y color sobre terciopelo violáceo; yo te siento dentro de mí igual que una paloma de hermosas alas inmaculadas desperezándose de la vida al sueño plateado de querernos, fusionados en un mundo sin dimensiones ni barreras, sin límites ni comprensión, en la más absoluta paz del corazón.

Eres tanto que tanto te amo,

Y, quizás de ser posible, ni siquiera te hubiera amado...