domingo, 26 de febrero de 2012

Noche de café, saxo y lecturas

Ninfas de los ardores, enriquecidas sus figuras por el bello arte de la poesía, su ungüento me quitó el dolor de riñones, y vago etéreo cual insecto a la sinfonía. En el interior de mi buhardilla, la hiedra y las amapolas verdean el añoso reloj de pared, dos centurias a lo menos, recuerdo de mi abuelo; a la izquierda del plasma trepa un lagarto de zafiro azulando de espejos rojos todos lados igual que una esfera de discoteca; la música es tan estridente como el naranja chillón de los ofidios por la alfombra de tiernas adelfas. Tres gnomos recogiendo setas. Claveles y cables blancos de sierpes ciegas entre la moqueta, césped de la belleza, y yo huésped humilde de los jardines del mundo. Delicias de lo mágico del Demiurgo.
En el calor de mi buhardilla, flota el incienso igual que los engendros en los tebeos, esbozando formas de elfas y peluches con vida. Pétalos de agua de cristal a los pies de la geisha del tapiz lateral, miro de la ventana a su través, enésima luna y altar, que somnoliento me ves.

miércoles, 22 de febrero de 2012

Detalles

Cerditos de chicle de fresa, los ojos saltones de una rana de plastilina con un puro sobre Alicia en el país de las maravillas, su croar expresa, el verdeoro de la naturaleza en el interior de mi buhardilla.
Sicalípticas escenas de hadas orladas de plata y polvo de oro junto a la titilante estrella del farol, que cuelga en medio del mundo fantástico de los santos azules y pájaros, rocas con ojos entre el florido paraíso sin fin.
Luciérnagas en vela, que ilumináis mis tareas, que el farolillo desprenda su miríada de estrellas. Dulces elixires de melocotón para mis amigos, chicles, deliciosos caramelos de café, madrugada bruja y hada por hacer, chistes…
Amanecer blanco y bello, amarillento y lleno, de diminutas nubecillas a la acuarela, azul claro y aves color ciruela. Dedos de luz acarician el arpa multicolor del acuario en vela. Submarina vida amarilla de algas blanquecinas, pez magenta sonriente, musgo de matiz delicias, tras el coral los duendes; el azul puro de piedra de agua, los más chicos, limonados, ambarinos; más cerca, el pez araña, y radiantes, como un collar de perlas, los atigrados a su ritmo, encarnados, a manchas negras, que a su lado, hacen los hados sombras chinescas.

domingo, 19 de febrero de 2012

Domingo de asueto

Domingo, día muerto de los momentos, último llover de la semana, homenaje al hastío y a la monotonía del domingo se diría. Nadan luctuosos los peces del acuario, mientras busco la luna y no la veo por ningún lado. Sólo danzan bajo el plasma las bayaderas de raza del lago. Poco a poco, los violines cristalinos de las sibilas silban con los violáceos chelos en sinfonías de cuento. Me entretengo en el volar de una mariposa azul,  y una vagarosa burbuja se eleva flotando hasta prender el farol, estrellado despidiendo una amalgama de luz, alguna bruja buena me quiere dar calor. Incienso de almizcle en pleno albor. Tréboles de brillantina sobre cuché brotan cegadores en una chispa, bailan claqué dos alienígenas, entre destellos fucsia tres lumias juguetean al deseo y la pasión, mas se evapora la rubia cuando me roza un pezón, la morena permanece, inmóvil e ignota, mirando el cactus, bienhallada, ¡si es de Erasmus! Hada con tejanos y camisa a cuadros, suspenso en el aire el carmín, sonrisa de puro marfil, duendecillos verdes con regalos, alegoría sin fin, y deseo de los hados.

miércoles, 15 de febrero de 2012

Futurama

Ateridos por la ola siberiana, hoy he ido con mis amigos a Futurama, de compras también por librerías y dejar un rato la buhardilla. He visto dos que me recomendaron un día y perdidos en la memoria los tenía: “Dios vuelve en una Harley” y “el mundo de Sofía”. De vuelta, desafiando a la ventisca, mar de cómics, noveno arte, también miniaturas y bellos detalles. La mejor tienda de cómics de mi ciudad. Amplia gama y variedad, dibujos preciosos, curiosidad… Mundo de magia en tinta real, explosión emocional, recuerdos de la niñez, una nave espacial en aerógrafo y pincel. Preciosas damiselas y héroes gloriosos pintados por los mejores artistas, dibujantes admirados, lindos bosques de hados, androides y hadas a la vista, naves tuneadas…
Piedras lunares con formas de delfín azul añil, burbujas de cristales verdes y rubí, ¡por Ishtar! -como diría Conan-, al boggart le he perdido la pista.
Se dice que "el perfume", de Patrick Suskind, es de las mejores novelas del siglo XX, estoy de acuerdo, y la recomiendo. Por cierto, me he leído "Platero y yo" por enésima vez, es tan tierno y colorista...
 

domingo, 12 de febrero de 2012

Luna llena

Noche de dicha entre mis amigos y la risa, conversaciones blancas, muescas caricaturescas en las caras, y de farola la excelsa luna llena.
Estoy pintando cuadros al estilo de una viñeta de aquellos antiguos tebeos de “Manolo e Irene” pero en grande, con lo cual me puedo recrear en pequeños y graciosos detalles. Son eróticos. Y, a duras penas, termino el del cyborg encapuchado. Deben de haber sido los dragones, tengo un dolor de riñones.
Luna llena, hija de Vesta, nívea esfera que al cénit deslumbras, plena luna, perla que de blanco alumbra, silueta siniestra, hija de Vesta, redonda allá en tus alturas, ¿quién no te mira, quien no te besa en tu blandura, en tus bellas dehesas, dotadas de hermosura, delicadeza?, misterios de la destreza, fugaz destino de los poetas. ¡Ay, Luna llena!
Libélulas azul y azabache alrededor del farol, libros nuevos en el interior, un colibrí junto a mi pisapapeles de Dalí, el retrato con mi hermano… ¡Ahora que recuerdo! Tengo cita con Pitia, a razón del oráculo de Delfos. Es el miércoles, aún tengo tiempo.

Los siete velos del amanecer azulan una larguísima nube mansa, los puntitos ambarinos de las ventanas comienzan a florecer, aún en penumbra, notas en verso, del alba preso. Calor en las espinillas dentro de mi buhardilla. Una gaviota sobrevuela el campo de antenas. La nube queda e impertérrita, mientras se torna rosáceo el horizonte. Se funde en púrpura y brotan bandadas de aves tornasoladas. Rosetón de algodón divino, pajarillos de platino, que su trinar adivino. Cientos de estrellas refulgentes doran la enorme masa urbana.

miércoles, 8 de febrero de 2012

Hadas

Guiño creciente de gajo de perla, de luna abrazo, astro loco, casi llena, broche de luna, de la noche diadema. Estrella blanca, emisaria del blues de la madrugada.
Luengos nimbos rosa fosforescente rotulan versos en el horizonte tras la siesta, declinan los colores vivos de los edificios en penumbra, ambarinas manchas de algodón sobre mármol de cielo añil. Ya brillan las farolas en la oscuridad de las calles. Y tienden guirnaldas de rosas de las hadas su aureola. Mariposas grana y nenúfares de marfil. Se abre un telón rojo pasión, y dos nereidas retozan a su antojo en el estanque, vuelan peces azules y pajarillos a la par, y en un instante, los goblins me encienden el farol.
¡Danza, llama, danza! que eres el alma de mis andanzas. Elemento libre de la natura y foco de las miradas.
La plata de la noche brilla en el café templado, mientras mi abuela charla con otra gnoma de su edad en el salón. Los peluches vida van recobrando, lentamente, como el pisapapeles de esfera de nieve. Machupichu al fondo, proyectado por una druida, hágase en el juego melodía, y el altavoz desprende cantautores desde el ordenador. La hoguera de tres hadas mi presencia reclama, una rubia de ojos azabache y piel tostada, otra morena, cabello rizado, ojos verdes esmeralda de isla paradisíaca, y la tercera pelirroja y brava, labios carmesí, mientras me pongo el pijama.

domingo, 5 de febrero de 2012

Duermevela lunar

Duermevela lunar, ola de frío polar en las costas de azahar, dando su soplo frío contra cualquier desafío, ambiente invernal, que las musas ya se tienen que tapar, manchas de tinta en la luna, cerca de una semana dura.
Teclas del piano de la noche violeta, puntitos de velos de hadas zafiro, en esbeltos cisnes y sirenas varadas me fijo, refrescantes estímulos, salpicada mi morada de hogueras y calor, salamanquesas verde turquesa se deslizan por un rincón, ingrávidas medusas cárdenas transparentes flotan entre el aroma de una flora de cuento, jazmín, romero… Fauna singular, sin duda, ¡cómo roncan los dragones y las brujas!, pajarillos trasnochadores me desvelan dibujando elipses fosfóricas infinitas, animalitos amarillos de otros mundos despliegan estelas celestes y luego se sientan en la orilla de mi buhardilla como pequeños titíes de color verde oliva.
Duermevela lunar, maravillas del otro lado del espejo, inagotable fuente de incienso, racimos de gemas de mar, fragantes cristales de espuma de playa, infantes duendes de sal, que aún sueñan con la magia.

viernes, 3 de febrero de 2012

Mudanza (días atrás)

Despierto en la habitación de mi abuela, desde la cocina contemplo el amanecer mientras me hago el café, arrecife de algodones rosa extendidos sobre una bóveda de diamante azul claro. Temprana estampa que ilustra el nuevo día, maravilla de poetas, echo un ojo a mi buhardilla, vacía y yerta, curadas las grietas con masilla, sólo falta pintarla color crema.
Instalado en el salón, enciendo la tele, mi abuela duerme, el listo de Mandolino donde más calienta, junto al calefactor, a los pies de mi abuela, yo dejo volar la pluma adonde quiera. Rodeado de cajas y almohadones, ¿ladrará hoy de nuevo Mandolino a los pintores?
Música clásica ambiental, finales de Enero, el reloj me volvió a hipnotizar junto a las dulces baladas de Morfeo. Gracias de rosas rojas al oráculo de Delfos -guiño.
Amarillean de espejos ya las ventanas de los edificios, oro blanco puro, más brillo, alma de sol propagada, puntos de purpurina, bostezo de la mañana.
Mar de sol y océano claro de cielo, luengas palmeras tras el colegio, juego de roles del verso, mediodía pleno.

miércoles, 1 de febrero de 2012

Noveno arte (días atrás)

Un fragmento del adagio de Albinoni me despierta en el salón, ya clarea el día, pitan los coches, los pájaros trinan. Cualquiera diría que el lustroso péndulo del reloj de la pared me hipnotizó durante una noche entera. Hoy toca pintar la buhardilla, repleto de cajas y sillas está el paraninfo y las ninfas… Una salamandra verdinegra chic me enseña réplicas de Sorolla, de Alacreu, de Matisse…

Los peces andan inquietos dibujando torbellinos entre un musgo oro y diamantino. He recibido un regalo tardío de los reyes magos, noveno arte, cómics editados en su formato original japonés, con sentido de lectura de derecha a izquierda, el que estoy leyendo, la plumilla es una perla.

Incienso oriental y perfume de rosas en el balcón, geranios, una vela de canela, aroma de los cuatro vientos, fragmentos de una rosa holográfica carmín y negro, los infantes en el recreo, soñando cuentos en el patio de juegos, como una amalgama de enanitos de todos los colores portando utensilios fosforescentes de más gama, que invitan a la contemplación visual igual que los pececillos del acuario, correteando de un lado a otro, saltando, conjugando colores nuevos en sus choques, destellos rosa y esmeraldinos, chispas azules sobre flora blanca, cárdenos, amarillos, rojo chillón, el carrito de un niño, verdes gemas, otros, rosa chicle, las mochilas, ambarinos, limonados neón, duendecillos gritando libres en el polícromo patio exterior.
Mandolino protesta porque no conoce al pintor, nubecita mansa que se asusta de su sombra, quién diría cómo ladra, cuando entran en mi alcoba.