sábado, 10 de diciembre de 2011

Amigos

…Diminutas partículas de polvo sagrado, de Juan ramón inhalo, corales rosáceos en éxtasis de caldo, mi lengua sumerjo en las aguas del océano y escucho el lenguaje de las orcas y los delfines, nado junto a las inmensas medusas escarlata transparentes, entre halos dorados y burbujas azules. Y despierto. Y vuelvo a soñar con los pececillos amarillos y grana, a manchas de azabache, un pez araña blanco y carne, diluyéndome en su marcha…
Y, en el paroxismo de los sentidos, las mil luces del árbol de navidad. Verde peluche, violeta líquido, azul en acrílico. Turquesa de agua la concha y aéreos candeleros de fuego.
Y después de tanta espera, por fin se muestra la luna llena… pulsando mis arterias.



La lira de la noche se extiende como el tul sagrado de algún titán predecible y mágico. Afuera, las callejas silban de frío serpenteante, los escaparates viven iluminados de colores, algún papá Noel escalando por los balcones, tersa y aterciopelada bóveda celeste, tintada en mate, y un sinfín de ventanitas iluminadas en los hogares.
Fumo un cigarro puro mientras escucho cánticos de sirenas, apresurándose van los gnomos a por la caldera, y sube un humo de aurora hasta el techo de mi alcoba, blanca niebla. Incienso de lo que es ya no era. El orbe del mundo, de las caderas tras las diosas, perlas de mariposas, noche yerta y brumosa.
Trote de las cadencias de mis criaturas asombrosas, brote de las latencias en las lunas celosas, son las hilanderas tejiendo serpentina de vida en el interior de mi buhardilla, los bizarros elfos muestras sus anillos de esmeraldas y zafiros, las sibilas recopilando mis libros, y el reino de Venus capturado en mis lienzos, agradecimientos de las magas por narrar cada batalla, estrellas fugaces de estela de plata, mil hadas y ninguna desdeña mi mirada. Frágiles y malvas, gráciles, con aura…
He invitado a mis amigos a mi humilde morada, y escribo veloz mientras espero su llegada. Para que no moleste el boggart, ya lo he guardado en una caja, junto a dos trols y una trasga. Los paladines preguntan por el trovador de sus gestas, mas yo no digo nada. Y es la Historia que me salvaguarda.
Sorbo café, contemplo mi construcción venusiana, viene Mandolino al calor con fe, a dos pasos de mi ventana. Henchido de ternura magna.
La vela baila ballet en el farolillo, el incienso recorre el mediterráneo entero, viajando hasta oriente en nimbos, el tranquilo mar cubierto.
Espuma de bálsamos de besos es su brisa, estrellas rojo eléctrico sus sueños, bermellón de pasión, soplo de titán veo y estelas de diosas la risa.
Tertulia de locos de treinta y pocos, intercambio de cigarros mentolados, risotadas y chistes, noche de amigos, encendidas todas las luces, de juerga también los vecinos,  noche blanca de amigos, blanca noche de amistad, dulzores de la bondad, verdadera es la beldad.