domingo, 1 de enero de 2012

Féminas

Cual ermitaño entre féminas de cristal, así son los pétalos de las rosas que puedo tocar, violáceos y cristalinos espejos de lindo palmeral, fucsia adelfa de mi elfa más furcia, me alfombra bruñido arenal de dunas, azules alondras vienen a una, en bizarra miríada animal. Bellas aves en lontananza, mientras sorbo de mi taza.
Malvas líneas sobre negro, gabán de la noche venidera, mariposas bermellón con velos, visten de escarlata a las bayaderas, que orlan sus muñecas con cantos de sirenas, cisnes de platino cual de la noche diadema.
El incienso caracolea en espirales de plata, manso humo, vainilla y nata, el aire perfumo…
Proyectos, resacas, año de ayer abyecto, contemplo con gana a las damas, medias de seda, albas de terciopelo, lascivas las nalgas de las nereidas, hespérides de bello género, innúmeras alas crema del blanco Enero.
Lúbricas princesas de mi reino, lujurioso y obsceno, sátiras públicas de seis velos, en pos la fauna del otro universo, dientes de sable, tigres de besos, flor en la luna del sentimiento. Huella de pantera al calor de mis versos, cerca de la orilla de mi buhardilla, duendes traviesos, polvorones y peladillas, sonando blues intenso.

Rapsoda de los traseros, una balada por par de senos, oda de la lujuria, caderas de los deseos, bajo una dúctil lluvia de luengos dedos, sirva mi pluma para poner el acento.
En mi carta a los reyes no pido más leyes, si son magos, sólo pido un regalo, que se cumpla la declaración de los derechos humanos. Y lo que para mí demando, me lo guardo.
Escucho a la voz, Frank Sinatra, al tiempo que mi pluma vuela, la noche ha vencido a la mañana, dolor de muela, surcan postales por el mundo sus lugares, como en una telaraña, se recupera mi abuela, y en mi alcoba de náyades baila una maraña. Pasó nochevieja.