Quiero ser
el rocío que besa tu labio,
ese pétalo
que late del Sol al rayo,
la nube
cuya gota alcanza tu pestaña,
y te despereza
deshaciéndote la legaña,
el aroma en
flor que respira tu pulmón,
y el calor
que en tu piel excita sudor.
¡Oh, Dulce
lluvia de verano, ternura violácea!
¿Qué puedo
esperar de tan poca esperanza?
¡Ay, Rostro
angelical, venido de Venus!
¿qué más
puedo desear si ya sé donde paras?
Mi tinta es
mi misma sangre derramada,
mis versos
son todos los besos que te daría,
guardiana y
princesa entre mis hadas,
sabe Dios
que sin ti de ambos nadie quedaría.
Cual un
niño, anhelo tus cuidados infinitos,
Tus curas, como
un anciano que se deja hacer,
Tu voz, a
juego con tus tiernos modos benditos,
Mi ser
entero sea entregado a todo tu ser.
Mariposa de
alas escarlatas y rubíes,
dulce boca,
carantoña en las albas cuando ríes,
cordura de
mi mente loca y desaliñada,
juego de
este poeta y su mimosa hada.
Es tu
sencillez lo que te hace ser una dama,
Es tu
templanza un don para este que te ama,
Son tus
modos benditos los de una geisha,
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